Resulta que todo son buenas intenciones. Pero se queda ahí, en eso, buenas intenciones. Luego nada. Un día voy a ir a visitarte. Nunca fue. Lo que antes fue algo, luego fue pena. En algunos casos, incluso, desolación. A veces puede llegar a la destrucción del alma. Pero con el tiempo, ese tiempo que todo lo cura y todo lo entierra. El ser se vuelve nada. Lo que fue, ya no es. Y después la indiferencia más absoluta, hasta llegar al olvido. Y al final, el polvo de la tumba, que hace que toda existencia quede sin vestigio alguno, solo el eco de las palabras que una vez se pronunciaron y que permanecerán como una vibración que solo podrán oír, mudas, las estrellas.